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Deseos y Expectativas

Cuando escucho que uno de mis amigos está pasando por malos momentos en el matrimonio inmediatamente pienso de la diferencia que hay entre el deseo y la expectativa.

 

Más que todo me recuerdo de un foro que atendí en la que escuché con mucha atención la forma en que una cosa suele transformarse en la otra fácilmente.

 

Parecerá ridículo al solamente escuchar que un diamante se pueda convertir en un trozo de carbón y así mismo me costó comprender esta teoría.

 

Al observar carcamente los ejemplos relatados, comprendí que es muy cierto que todos tenemos la tendencia de equivocar el sentido de las dos cosas.

 

Esto suele suceder en todo ámbito relacional como en el trabajo, entre familia, entre amigos y en toda situación interactiva relacional. Sucede tan rápidamente que a veces ni nos damos cuenta en el momento que la energía es transformada, dejándonos sin esperanza alguna.

 

Un ejemplo ilustro que he visto a base de demostraciones muchas veces es el de dos personas planeando un futuro. Este es un momento claramente importante ya que se trata de dos corazones completamente abiertos a un sinfín de oportunidades; dos personas libres de soñar e imaginar que todo es totalmente posible.

 

Las listas de los deseos se construyen de esta manera y muchas veces es un proceso inocente que empieza a tomar la forma de un cuento de hadas. !Es exactamente lo que es! Un listado de sueños, esperanzas, anhelos que muchas veces es legítima y de todo corazón.

 

Todos deseamos tener importancia cuando tomamos parte en una relación, ser escuchados, tener libertad, ser apreciados, ser respetados, contar con soporte moral, sentirnos seguros, tener un oasis, compartir intimidades y encontrar una armonía completa.

 

El Problema es que todo esto se estropea cuando nuestros deseos se convierten en la letra chica de un contrato. Esto cambia por completo la dinámica ya que un contrato indica que el resultado que deseamos es ya una expectativa.

 

El momento en el que empezamos a esperar con impaciencia todo el futuro, es cuando la magia de nuestros sueños y deseos desaparece. Dejándonos con pocas posibilidades de disfrutar la presencia del uno al otro.

 

Nosotros denegamos el privilegio de vivir con agradecimiento por los esfuerzos que los demás hacen, porque hemos convertido lo mágico por una meta que ahora es una expectativa.

 

Por supuesto que estos resultados podemos esperar cuando firmamos un contrato de trabajo, ya que entonces esperamos por ciertos resultados y cumplimientos.

 

También podemos esperar esta circunstancia cuando compramos algún producto, ya que entonces esperamos que la calidad cumpla con el valor prometido. De prisa demandaremos y presentaremos nuestros argumentos si no estamos satisfechos.

 

Claro que en estas circunstancias si tenemos una legitima razón ya que esta es la clase de relación que tenemos entre el comprador y el vendedor.

 

El problema está en que nosotros a veces tratamos todas las relaciones de esta manera. Empezamos planeando con nuestros amigos que quizá algún día viviremos en la misma ciudad, que enviaremos a nuestros hijos a la misma escuela, que perteneceremos a los mismos medios sociales y que quizá también podamos abrir un negocio en conjunto.

 

Todo suena maravilloso cuando pintamos nuestro mundo con deseos, pero lo que pasa cuando empezamos a alcanzar nuestras metas es que los vemos solamente como metas completadas. Así que los esfuerzos que no alcanzan las metas las empezamos a ver con algo de desprecio. 

 

Nos preguntamos por qué nuestros amigos han fallado. ¿Por qué nuestros hijos no están en la misma escuela? ¿Por qué no pasamos más días juntos? ¿Por qué no están allí cuando los necesitamos? ¿Donde están todos nuestros maravillosos planes? ¿Por qué no tenemos inversiones mutuas? ¿Que ha sido de nuestras grandes ideas de negocios?

 

Otra ilustración que es como un relámpago en mi cabeza es la de una pareja que entra a la iglesia el día de la boda. Cada uno lleva consigo su propia cajita de sueños y deseos para el futuro.

 

Lo peculiar es que estos lindos sueños y deseos que entran a la iglesia son mágicamente transformados al escuchar las palabras "Si lo acepto". Es como que si el decir "acepto" se transforma en "prometo" convirtiéndose inmediatamente en un contrato con expectativas de cumplimiento.

 

Suena como una locura, pero así lo es.

 

Ese momento mágico dura tan poco tiempo y de allí en adelante las parejas luchan para alcanzar todas las expectativas, dejando muy pocas posibilidades para ser apreciativos.

 

Así es que las parejas suelen sentirse abatidos de solamente alcanzar los cumplimientos y muchas veces se sienten menospreciados.

 

A menudo me hago el recordatorio con estas ilustraciones, especialmente cuando me siento olvidado, menospreciado, engañado, insatisfecho y solitario; ya que es la señal que he llegado a ese momento en que he empezado a ver el vaso medio vacío en lugar de apreciar el vaso medio lleno.

 

Debo de ver los esfuerzos de los demás con todo agradecimiento ya que es un regalo que debe de ser apreciado.

 

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