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Una de esas lecciones que se me ha quedado completamente grabada en mi memoria es la que relaciono con mis días en la Guardería Infantil. Recuerdo los momentos en los que me divertía tanto en esa pequeña escuelita y que se convirtió en un lugar especial para mí ya que allí fue donde conocí a dos de mis mejores amigos de hoy en día.

 

 

 

La escuelita era un lugar mágico y alegre no solamente por la estructura en sí que era genial, pero también por los maestros que nos enseñaban en tantos métodos creativos. Mi opinión siempre ha sido que todos aprendemos mucho mejor con lecciones visuales e interactivas que con las teoréticas. ¡Tantas horas que pase jugando con la colección de Lego en la Guardería y luego en la sala de nuestra vieja casa!

 

 

 

Así pues que muchas veces yo me frustraba tratando de construir diseños demasiado complejos para mi edad y era entonces cuando no faltaba un adulto para guiarme y enseñarme. Muchas experiencias en mi vida han sido muy similares y es por lo cual viajo atrás en el tiempo para recordarme de mis primeras enseñanzas.

 

 

Empecé a entender estas lecciones mucho más cuando cumplí los 15 años de edad y estaba figurando los pasos que yo debía tomar para escoger una carrera. De esta manera me encontré en la oficina de mi antiguo colegio con mi consejero estudiando todas mis opciones, pero la verdad que no me estaba yendo nada bien. La verdad es que no sabía que era la carrera que yo debía continuar, solamente sabía que me gustaba el mar, los barcos de vela y viajar.

 

 

El problema es que todos me decían que siguiera una carrera que incluyera mis pasiones y mis habilidades, pero mis pasiones eran innumerables. Yo quería seguir la carrera de letras y convertirme en un escritor así que soñaba con atender la Universidad de Coímbra en Portugal ya que el programa de Literatura y Letras allí es fascinante. También pensé seguir la carrera de Leyes ya que mi hermano adoptivo mayor ya se había graduado de Harvard en Boston y si pensé en seguir los mismos pasos. Claro que también estaba la carrera de Bombero Professional que era algo que me gustaba mucho ya que estaba participando en mi comunidad con otros programas de rescate y emergencia.

 

 

Lo que todo el mundo esperaba de mi era que siguiera los pasos de mis padres y la carrera de Medicina parecía ser lo más indicado y lógico. Lo único que no me atraía de la carrera de medicina y la de leyes era que no coincidía con el estilo de vida que yo quería tener y al ver el poco tiempo que mis padres adoptivos tenían para nosotros pensé inmediatamente que no eran para mí.

 

 

Tenía que decidir por algo mucho más flexible en mi vida. Afortunadamente, mis calificaciones en todas mis aéreas de estudio eran sobresalientes y de esa manera tenía varias opciones. Quizá tener demasiadas opciones me tenía en esa situación tan indecisa.

 

 

Yo miraba a mis amigos y les tenía envidia porque a ellos no les costó pensar en la dirección de sus carreras, ya que era muy obvio que tenían sus futuros alineados con los de sus familias. No importaba que carrera tomaran ellos siempre tenían un puesto en las empresas de sus padres.

 

 

Otra cosa que me tenía agobiado era que yo tenía que luchar por una beca si quería entrar a una universidad de alta calidad ya que no tenía el suficiente capital para mí matricula. Que de hecho nunca conseguí, pero bien esa será otra historia que contar luego.

 

 

Al verme tan frustrado, mi madre adoptiva se sentó junto a mí para explicarme el valor de haber aprendido lo que es la Perspectiva. Así que ella empezó a recordarme de mis momentos creativos en los que yo pasaba horas tratando de construir las torres más altas posibles con mi juego de Lego.

 

 

Viajamos juntos atrás en el tiempo recordándonos de esos momentos en los que yo construía todo demasiado alto hasta que mis diseños se desplomaban y se rompían en pedacitos. Claro que era durante esos momentos en los que de rabia, frustración y tristeza yo pegaba los grandes berrinches. Me parece que todo infante pasa por esta etapa. 

 

 

Mi madre me contaba...

 

"A menudo te veía frustrado, triste y a veces hasta llorando cuando uno de tus diseños enormes se había derrumbado. Me sentía a veces culpable porque en lugar de darme lástima a veces me daba risa. Claro que rápidamente yo llegaba a darte ánimos para que siguieras intentando varias veces hasta que tus diseños te resultaran mejor.

 

Me alegraba cuando te veía celebrar las veces que todo te funcionaba de maravilla. Yo también aprendí de ti, ya que reconocí que aunque las cosas parecieran ser simples e insignificantes para mí, no eran de la misma manera para ti. Así que lo que me tocaba hacer era nada mas motivarte y mostrarte que tu podías hacer muchas cosas cada vez un poquito mejor."

 

A este momento estábamos ambos sonriendo pues si coincidimos que ha de haber sido muy cómico verme en esos días de infancia y claro que me recordé muy bien de esos días no muy distantes en mi vida.

 

Mi madre continúo...

 

"Como deseo que pudieses entender lo afortunado que eres de tener tantas opciones ahora para elegir tu propio camino en la vida. Yo pienso que tal vez ni tus amigos tienen esas opciones que tú tienes ahora. No deberías de ver esta elección como la única elección que vas a poder hacer en tu vida.

 

Si escoges una carrera en Medicina nada te impedirá que te conviertas en un Artista más adelante. Si escoges una carrera en Matemáticas no quiere decir que no puedas eventualmente llegar a ser un Biólogo Marino. Compara una carrera con las piezas de tu Juego de Lego. Cada pieza es como una herramienta que hayas conseguido a través de educación y entrenamiento. Lo que tú construyas con todas esas herramientas será completamente tu decisión y se basara en tus deseos y creatividad."

 

Sin lugar a duda puedo admitir que he seguido la sugerencia de mi madre ya que en el transcurso de los años he podido adquirir varias piezas que me han servido para edificar mis sueños.

 

Para mucha gente mi educación parecerá algo irrelevante si se trata de comparar todos mis titulos, diplomas y cursos que forman mis especialidades. Lo mejor de todo este proceso de elección es que he aprendido finalmente a tener una buena Perspectiva de mi vida y me siento feliz de que siempre he seguido tras mis locas pasiones.

 

De hecho, aun me faltan muchas piezas en mi colección personal y sigo considerándome un Estudiante Professional.

 

Perspectiva

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