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Unión de los Sentidos

Exploremos una condición que muchos de nosotros poseemos pero que infortunadamente la hemos desapercibido por completo.

 

Empezaré contándoles como fue que me encontré cara a cara con esta condición y también la forma que fue tan difícil para mí de explicarla a los demás.

 

Ocurrió durante una primavera que llego muy temprano y aunque el clima estaba frio las personas en nuestra región estaban ya empezando a cultivar sus jardines.

 

Mi madre siempre nos preparaba las mejoras sopas de pollo durante el invierno, pero en la primavera las sopas se convertían en las más exquisitos caldos de pollo con vegetales.

 

¡Ah!... Sí que me gustaba ver entrar la primavera solo para empezar a ver las zanahorias pequeñas, la espinaca, las arvejas y todas las especias aromáticas. Estas adornaban nuestros platos favoritos incluyendo los exquisitos caldos de pollo con vegetales.

 

Nunca lograba entender porque mi mamá esperaba hasta las últimas semanas del invierno y las primeras semanas de la primavera para utilizar esos deliciosos vegetales en nuestras dietas.

 

Especialmente ya que esos vegetales estaban en nuestro congelador durante todo el invierno como el producto de nuestra última cosecha de otoño.

 

La explicación que mi madre nos daba era que esos vegetales nos ayudaban a conservar nuestra inmunidad durante los meses en transición y la verdad que si era cierto ya que a mí nunca me dio catarro, resfriados o alergias.

 

Lo que me solía pasar era que cuando mis amigos se enfermaban a mí se me inflamaban todas mis glándulas y mi cuerpo combatía todo en forma de fiebre. Quizá si tuve las mismas enfermedades comunes que todas las personas a mí alrededor pero lo único era que yo tenía muy distintos síntomas, a veces me parecía que la pasaba con más dolor que muchos de mis amigos.

 

Esa primavera que llego temprano me hizo vivir un evento muy memorable ya que tuve una fiebre muy fuerte. Al principio me sentí muy mareado y mi madre me pidió que me quedara en casa hasta que me sintiera mejor. Pero después del tercer día de tener fiebre, la temperatura subió tanto que mi madre no tuvo alternativa pero de meterme en la bañera fría con cubos de hielo.

 

Sentí mi cabeza tan pesada que hasta pensé que mi madre me había atado a la cama, ya que no podía moverme. En este estado de alta temperatura y de delirio empecé a sentir una experiencia increíble. Empecé a ver figuras de diferentes formas, colores, tamaños, sabores, texturas y sabores. Yo trataba de agarrarlas y de tocarlas porque flotaban a mí alrededor. Cuando las tocaba a veces hasta emitían ciertos sonidos y tonalidades.

 

Al contárselo a mi madre ella me decía que era parte de tener la fiebre demasiado alta y que era cuestión de delirio. Yo había sentido esto antes pero no con tanta claridad o intensidad.

 

Así que me pasé muchos días en casa recuperándome y no fui a la escuela por dos semanas. Durante esos días siempre tenía que hacer mis tareas y me la pasaba leyendo libros, pintando, dibujando, practicando con mis recetas de cocina y estudiando mis lecciones de piano.

 

Lo más interesante fue que aunque la fiebre se había finalmente dispersado yo seguía viendo colores y figuras. Me empecé a dar cuenta que todo emitía señales de intensidad variada que yo veía en distintas formas. No me lo podía explicar a mí mismo y cuando se lo trataba de comentar a alguien más, ellos no me entendían.

 

Mi primera observación llego cuando me senté a tocar el piano ya que fue allí donde todo se apareció con más intensidad que nada. Esta vez no era visual la experiencia si no que mas intuitiva y abstracta. Se lo traté de explicar a mi hermana mayor pero ella simplemente me llevo el termómetro, me toco la frente y le grito a mi mamá... "¡Mami... yo creo que Osie se esta enfermando de nuevo!"

 

Si claro de casualidad tenía un par de grados de temperatura pero sentí muy bien que esta vez era la música que me lo había causado. Por supuesto que también me gané otro par de días en casa y una buena porción de la deliciosa sopa de pollo que solo mi mamá sabía hacer.

 

Seguí varios días sin poder relatar lo que me estaba sucediendo con alguien que me entendiera, así que decidí quedármelo y disfrutarlo internamente.

 

Una noche no podía conciliar el sueño y me levante a caminar por la terraza de nuestra vieja casa. Tenía conmigo mi diario y mi guitarra. Empecé a tocarla lentamente y cada palabra que pensaba se convertía en un sonido. Esa noche escribí el poema "Siempre te Amaré" que lo escribí pensando en mi madre materna.

 

Lo que viví esa noche fue algo muy intenso, ya que cada sonido se formaba en una palabra y cada palabra en un sonido. Fue algo increíble y que además de eso me elevo la temperatura. Sentí que la sangre me corría en llamas por todas las venas. Me recosté allí en esa terraza tan fresca y cerré los ojos. Volví a vivir las imágenes, los colores. las texturas, los sabores y los sonidos todo de nuevo. Esta vez estaba más alerto y me relajé para estudiar todos los detalles.

 

Sabiendo que nadie iba a comprenderme me lo quede a mi mismo como algo muy personal. A veces se lo comentaba a gente muy cercana a mí y empecé a notar que este fenómeno me sucedía durante eventos muy emocionales.

 

No fue hasta mi segundo año de Universidad cuando de casualidad entre a una plática que un profesor estaba dando acerca de una condición llamada Secuencia de Espacio en Sinestesia. El explicaba que se trataba de ciertas personas que asocian los números con ciertas coordenadas sobre la tela de espacio.

 

Me quede intrigado desde el principio con la plática ya que yo entendía muy bien este concepto. Finalmente escuche a alguien que explicaba con claridad lo que yo visualizaba y sentía. Mi experiencia era claramente algo distinta a la que el profesor había utilizado de ejemplo pero en general era exactamente la habilidad que yo sentía tener.

 

Claro los números también eran algo que yo asociaba con imágenes, peso y colores. Aunque la música era con lo que yo más me sentía estimulado. Todo esto tenía sentido ya que esas sensaciones que yo tenía derivaban del nivel de energía y de intensidad de las cosas a mi alrededor. La verdad es... ¡Que todo tiene energía y intensidad en la vida!

 

El profesor llamó a 20 personas al escenario y les puso ciertas pruebas para comprobar sus niveles de los sentidos sensoriales, y todos los participantes resultaron mostrar que si poseían las mismas cualidades. ¡Esto quería decir que todos tenemos esa habilidad!

 

Así que el profesor explico que lo que sucedía era que las personas no sabían como utilizar este don natural. El también explicó que esta condición era mucho más común entre la gente muy sensible y los artistas. Por supuesto ellos son los que se divierten con los detalles de este maravilloso fenómeno.

 

Yo podría escribir un libro entero describiendo en detalle lo que vivo a diario con esta habilidad, pero mantendré breve este artículo solamente como una introducción. Espero que las personas que lean este artículo se sientan intrigadas y estudien por su propia cuenta si es que poseen esta habilidad.

 

Yo pienso que es algo que todos podemos desarrollar cuando nos concentramos en los detalles que la vida nos otorga y sería genial que todos fuesen capaces de vivir esta experiencia tan maravillosa.

 

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